jueves, 13 de mayo de 2010

El Fonógrafo V

Las Flores de Café Tacvba

A bordo del automóvil azul del ñero Eugenio, no faltó cerveza en un sólo kilómetro de la Carretera del Sol hacia Acapulco y en varias partes del trayecto, esta canción del álbum Re de 1994 sonó entre cruzaditos, eructos e intenciones de pasarla de lo mejor, cosa que efectivamente sucedió.
Con un puñado de amigos apenas subidos en el segundo piso de la vida, los días y sus respectivos litros de bacalao tienen recuerdos muy divertidos.
Y que cada estrella fuese una flor y así regalarte todo un racimo de estre-e-ellas.
Aunque la canción únicamente sonó en el trayecto de ida no he podido encontrar otro sonido que represente todo lo que pasó en la playa, ni siquiera el de la descompostura de una puerta eléctrica que el ñero Marco quiso hacer manual.
A la fecha permanecen carillas tales como el bautizmo de Patán y Hannibal Lecter, el regreso a Toluca de un mandilón o el malviaje de mis greñas largas nadando en la alberca en la que literalmente nos ahogamos.

Salucita.


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