jueves, 22 de julio de 2010

Pena Ajena III


Todo un tema. Empiezo por reiterar que no encuentro ningún deleite en la tragedia que otros viven a diario, que si la reporteo es porque es mi trabajo, que de eso trago en pocas palabras. Una cadena de aceptaciones que he explicado muchas veces.

Todo comienza con la muerte de una chavita a la que le cae un rayo en el pecho mientras camina hacia su casa, y de los designios de “Dios” nadie se pone al brinco. Arribo al lugar, en San Nicolás Peralta, Lerma, para hacer mi chamba.

La alteración de la masa es crítica tras la muerte de Rocío. Impotencia, enojo. Empujones con la policía. Luego de colarme con el mayor tacto posible hasta donde se encuentra el cadáver se desata el miedo, mi miedo. Me van a madrear.

No culpo a los familiares de Rocío, incluso los entiendo. Se arremolinan a mi alrededor: groserías, amenazas, empujones. No quieren “publicidad” en torno a su tragedia. Me quieren arrebatar la cámara, me avientan por la espalda, más gente comienza a acercarse.

Cámara pivote y llanta, ya le llego pues, sin lloriquear.

Dos días después reportan otra tragedia en el mismo lugar. Esta vez son dos adolescentes que han muerto ahogados tras volcar su coche en un canal de aguas negras.

Javier y Ángel habían ido al velorio de Rocío. Encontraron la muerte mientras querían dar vuelta en u, antes de llegar al panteón a dar el último adiós a su amiga.

Aunque la escena es mucho menos tensa, observo de lejos a quienes un par de días antes me iban a poner como lazo de cochino, pero como sé que es parte de mi trabajo no chillo, me aguanto como los machos. Situaciones como esta son comunes y nunca, pero nunca, utilizo las páginas de mi periódico “amarillista” (además porque aunque quisiera no me dejan) para quejarme por algo que forma parte de mi labor.

Con los dos hechos reporteados, me encuentro con este bodrio periodístico publicado en el súper prestigiado Sol de Toluca por el mismo caso:

A la llegada de los medios de comunicación, varios familiares de la joven fallecida por la caída de un rayo, arremetieron contra los mismos, impidiendo realizar su trabajo, asimismo, con patadas empujones y pedradas, así como palabras soeces y amenazas varios reporteros fueron correteados por los enardecidos familiares.

Asimismo, también se pudo saber que ni a la policía, ni a las autoridades ministeriales dejaron de realizar su trabajo, debido a que su furia y su dolor les impedían pensar que solo laboraban dentro del marco de la ley.

Pues claro Víctor Hugo Flores, ¿qué esperabas?, ¿que te dieran una entrevista exclusiva?

Chale, qué putería.

lunes, 19 de julio de 2010

Un Acto De Fe

¿A dónde vamos después de pedalear 3 mil 500 kilómetros sin más compañía que uno mismo?, ¿de qué estamos huyendo, o qué vamos a buscar en los siguientes 5 mil?

Por razones que me da hueva detallar, resulta que tenemos a un alemán de visita en casa. La explicación se reduce a que Pascal Zimmer llegó este lunes al cantón tras unos cliqueos en una red social y tras otros cliqueos más acomodó su bicicleta en lo que en teoría serían dos noches.

Recibirlo en casa pues, es un acto de fe. Un acto de fe en el que un completo desconocido duerme con nosotros, come, caga y calla en nuestro cuarto de visitas sin contar que se queda solo cuando tenemos que salir a trabajar.

Uno de los códigos no escritos de la red social implica no intimar mucho con los inquilinos o viceversa, cuando uno está surfeando en el sofá de otro desconocido que tenga la suficiente buena onda para dejar gorrearse techo momentáneo.

Respetando a medias el código, sabemos que nuestro inquilino es geógrafo, que le está pegando a la cleta desde San Francisco, que quiere pedalear al menos a Colombia con chance de llegar hasta Brasil, que trae un libro de Herman Hesse, que no tiene vieja, que se puede quedar callado largo rato –a huevo, un tipo que viaja así es muy probable que no le guste hablar-… y que en cinco meses de viaje es la primera vez que dice que se siente en un hogar.

Claro que después de agradecer nuestra hospitalidad, no dejamos de pensar que se trata de aquel viejo cliché rockero de ustedes son el mejor público de esta gira, pero también nos la creemos después de tenerlo por casi ya una semana y quién sabe cuánto más.

¿A dónde va Pascal Zimmer?, ¿de qué está huyendo o qué va a buscar en el camino?

Me encanta saber que nunca sabré la respuesta.

lunes, 12 de julio de 2010

Ganas De Pintar

A propósito que hace rato se terminó el Mundial, cómo me encantaría saber pintar para ponerle marco a mis sueños.

La relación entre la temporada pambolera y la habilidad para pintar viene a colación del despertar del fin de semana que me dejó engarrotado en la cama viendo un tímido sol colarse por las persianas.

Un canto. Un escenario de tonos exclusivamente azules y ocres tiene a un hombre en una de sus esquinas. Es un hombre que peregrina, como cientos, en un césped angosto.

¡Plop!

El escenario es un viejo inmueble, una de esas extrañas combinaciones que resultarían de cruzar un descuidado estadio sudamericano con la nostalgia de una cancha de madera de las divisiones inferiores del futbol británico.

Es una cancha angosta, con tribunas tan altas que se pierde perspectiva. En un tris la hinchada abarrota las bandejas con tal arrejunte que se vuelven espirales. El hombre, absorto, mira desde el campo ese océano de azules/ocres y enmudece ante los cantos que no le permiten ni escucharse cuando está gritando.

La expectación ante lo que miles han de ver hace que columnas y escalones se derritan lentamente con la llegada de banderas y el aumento de los cantos de los que no se alcanza a distinguir idioma.

¡Plop!

Asombrado, sombreado, el hombre observa cómo cimbran los contornos del estadio con semejante atiborre y comprende la expectación en torno a dos escuadras que jugarán el juego jamás creado y su importancia. Lo único que se sabe es que los jugadores están por saltar al campo.

Como si salieran expulsadas de su nuca, una ráfaga de serpientes blanquizcas irrumpe en el cielo. Se trata de los rollitos de papel que acostumbran dar bienvenida a los protagonistas del coliseo romano futbolístico de cada fin de semana. Globos que más bien parecen burbujas destellan un naranja intenso como el carbón en llama viva.

¡Plop!

El hombre tiene miedo en cuanto sabe que los jugadores están en el campo. No los alcanza a ver entre la angostura del campo y el mosaico de tribunas, manos y gargantas. Los peregrinos que lo acompañaban al principio de este sueño se han ido. Un enrejado impide cualquier salida.

El hombre, que soy yo, se da cuenta que él es el instrumento de juego, el banderín por conquistar.

Corro con desesperación pero no avanzo. Miro de reojo empapado de sudor, cagado de miedo.

¡Plop!

Una mano pequeña estrecha la mía. Es ella.

¡Plop!

La tímida luz de un nuevo día se cuela por las persianas. Envuelto en las cobijas sonrío. Putamadre, qué ganas de saber pintar.

lunes, 5 de julio de 2010

El Segundo Extravagante III

La primera vez que pensé en el endeble y efímero cuerpecillo del segundo extravagante que provoca grandes cambios en la historia de cada quien fue muy probablemente cuando vi la saga de Volver Al Futuro.

Me pregunto cuántas veces, sin darme cuenta, habré subido a ese Delorean que al llegar a las 88 millas por hora me ha traído a este momento.

¿Y mi patineta voladora?



Sueños Desfasados y el Pecho Frío



Cuatro días después mi sueño sigue desfasado y me pregunto cuán frío mi pecho.
Todo comenzó este miércoles, cuando recibí la orden de montar guardia en el penal de máxima seguridad del Altiplano, en Almoloya de Juárez para esperar la intempestiva salida del líder atenquense Ignacio Del Valle.
De lo que se trataba era de obtener las primeras declaraciones del líder del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra que a principios de década tiró un decreto presidencial para la construcción del aeropuerto alterno de la Ciudad de México en San Salvador Atenco y llevó la causa de los pobres a los chingadazos, como siempre.
Del Valle purgaba una cadena perpetua disfrazada de sentencia luego de encontrarlo culpable por el desmadre que dio la vuelta al mundo el 3 de Mayo de 2006 por la supuesta brutalidad policial traducida en un puñado de muertos y unas doñas que dijeron que las violaron.
Que conste que describo el escenario para evitar el ¿y a todo esto, quién es ese güey?
Tras uno de esos increíbles y usuales procesos penales de los que se hacen en este país, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ordenó su liberación inmediata mientras me acababa una baguette viendo el resumen del Mundial y hacía la mueca que se convirtió en la llegada al penal por la tarde.
Minutos después de observar el enrejado de prisión comenzó el show mediático: reporteros, fotógrafos y camarógrafos llegamos a la cobertura para decir mentiras porque el gobierno del Espurio nos paga y el novio de la Gaviota que también es gobernador nos da el bono por malinformar al pueblo.
Empapados luego de horas de aguardar estoicos la salida de Del Valle y de entrevistar a su esposa, no quedaba de otra más que hacer plática con los intérpretes del hit parade zapatista a pesar que nos rompieran los tímpanos con sus altavoces durante gran parte de la madrugada. Esloquehay mano, ¡pero chale!
La muchedumbre y la mediática necesidad de estar en primera fila hicieron que coincidiera con Leonor, una narizona famélica que pedía consejos para tomar una fotografía del líder rebelde que hiciera que valiera la pena el viaje desde Pantitlán en cuanto se enteró de la noticia del día.
Mi histórica costumbre de regar el tepache se presentó cuando en un destello de ingenuidad le comenté a Leonor que yo habría de estar tomando una cerveza con mis amigos para discutir la jornada mundialista en vez de estarme mojando en espera de un cabrón que además ni ubicaba físicamente. Y sí, muchas horas después del cagadón que me puso la narizona por no tener conciencia social y de la poca importancia que le daba a un hecho histórico en la época contemporánea de este país, seguíamos parados bajo ventisca y llovizna mientras amanecía en Almoloya.
Cerca de cumplir 24 horas parados ahí como pendejos, el ñero Korin y yo nos olvidamos de la intención de comernos la cobertura completa y nos rendimos. Al final se hizo la cobertura, el crédito de la edición impresa se lo llevaron nuestros compañeros y lo único que obtuvimos de todo esto fue mal pasar la noche esperando al fulano cuyas primeras palabras en libertad fueron ¡esto apenas comienza! no mano, ¡que no mame!
Quién sabe cómo le habrá ido a la narizona, si efectivamente no fue a trabajar el jueves por celebrar a Nacho, a Nachito, el mártir mexiquense de los desposeídos. Quién sabe si consiguió su foto, si gritó tan fuerte presos políticos ¡libertad! al marcharse igual que como cuando llegó al penal, si al final fue a la barbacoa en San Salvador Atenco, si no se enfermó por la empapada que se puso esperando más estoicamente que cualquier reportero.
Todavía en este momento que es madrugada de lunes me pregunto cuál fue la impresión de Leonor al ver por primera vez a Ignacio Del Valle, la figura que la hizo integrarse al FPDT sin siquiera haberlo visto, y que conste que no es tan sexy como el Sub Marcos pero sí igual de valeroso, de esos que hacen falta en nuestro país.
Lo que pasa es que uno es tan pecho frío que prefiere ver el Mundial y empedarse con los cuates.