martes, 1 de septiembre de 2009

El Universo

Polvorón ha comenzado a dejar de ser un niño. Aunque se conserva con la inocencia propia de un escuincle lleno de amor, ya empieza a hacer preguntas. Esas preguntas que dentro de poco lo comenzarán a hacer un adolescente.

Aunque la idea me da nostalgia, también la celebro en mi personita favorita en todo el mundo.

Un domingo me lo robé un rato. Cumplió once años, para variar no pude ir a su fiesta y la malvibrosa de su jefa no me lo prestó para llevarlo a Metallica, ya de jodido le prometí un regalo.

En el camino al centro comercial me preguntó si creía en los extraterrestres, en el tamaño del universo, qué es una galaxia y si el universo es todo negro con puntitos blancos.

La plática en el estacionamiento se elevó cuando el Polvorón preguntó porqué tenía que creer en Dios ya que canal Discovery lo enteró que nuestros abuelitos eran peludos con cola y no güeritos que se empacharon con manzanas de Washington.

-Tú crees en Dios porque tu mamá y tu papá te enseñaron así…aunque si tú hubieras nacido en otra época adorarías a una burra.

- ¿¡No manches cómo a una burra!?

- Y sin dejar de ser católico, carnal

Primero quería un ipod, luego quería una chamarra y un balón de futbol. El regalo lo encontramos en el anaquel de una tienda de discos.

Si hay alguien que le vaya a explicar si el universo es toda una maraña de soles, lunas, planetas y estrellotas, que sea alguien que sepa.

Los dvd´s de “Cosmos” de Carl Sagan y unos audífonos lo tuvieron contento. Los camarones a la diabla y las maquinitas le rayaron sus cuadernos.

A la salida, de nuevo en el estacionamiento, Polvorón ganó el torneo de eructos y afirmó que si sus onceañeros cálculos no fallaban, no era posible que fuéramos la única raza viviente en el océano negro con puntitos blancos. ¡Olé!

-Pero pues ponte un rock acá más pesado ¿no tío?

-A ver si este Black Metal y los 150 km/hr te son suficientes, mano

No hay comentarios:

Publicar un comentario