jueves, 26 de noviembre de 2009

Pocas Veces, Las Menos

Pocas veces, las menos, el milagro de la vida alcanza para convertirse en una portada.

Sabemos que nuestro tabloide vende tragedias, que de ahí que sea un éxito y que los récords de ventas nos calan desvelos, además que nos exponen a todo tipo de situaciones.

Apenas me he desprendido de la adrenalina de ver nacer a un bebé. ¿Quién iba a pensar que esta experiencia quedaría documentada tras un alumbramiento a bordo de un taxi?

Final feliz incluido. Muchos días de estos.

Cuando radiaron que una mujer iba en labor de parto a bordo de una unidad de transporte público, pegamos la carrera con las cámaras prestas para llegar a la par a la calle donde queda del Hospital del Niño.

En plena calle y a luz de día, María Guadalupe Álvarez Vázquez no dejaba de gritar en el asiento trasero del taxi. Una cabeza se asomaba de su entrepierna.

Mientras el paramédico de la Cruz Roja, Fernando Contreras, hacía primero y diez con un balón ensangrentado del que pendía un cordón umbilical, Roberta Vázquez, la abuela, Carlos Cruz, el taxista, y dos chismosos con cámara fotográfica éramos el centro de atención de decenas de personas que se acercaron a ver qué pasaba.

No sabía que el nacimiento de un bebé pudiera costar menos de mil pesos, aunque para la familia todavía era una suma inalcanzable.

Limpiando sangre del asiento trasero, el taxista no ocultaba la emoción precedida del nerviosismo. La abuela tenía el sentimiento encontrado con la alegría de su catorceavo nieto a los 48 años de edad y la falta de recursos para mantenerlo.

¿El papá del niño? Cinco meses sin saber de él tras su aventura para cruzar la frontera. Los chismosos con cámara fotográfica con la sonrisota de ver el milagro de la vida en plena vía pública.

Más tardamos en hacer esta cobertura que cuando la radiofrecuencia ya estaba sugiriendo otra tragedia con muertos. Y ni esos muertos que también fueron a nuestras páginas nos desdibujaron la sonrisa en el rostro luego de ver un bebito llegando al mundo. Porque pocas veces, las menos, el milagro de la vida salta para convertirse en una portada.

¡Chingón!

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