domingo, 5 de septiembre de 2010

Beber De Su Cerveza Antes De Arrojarla


Gotas cayendo de un techo de aluminio apenas dan idea de lo que ocurre en el VD+ Se trata del sudor de cientos de thrashers rindiendo tributo a una leyenda viviente del punk/metal. Ahí estoy, lanzando manotazos mientras la garganta se me hace caca gritando Acid Rain. Vaya alegoría.

El Slam está lleno de secretos. Desde afuera parece un puñado de desarrapados en trance empujándose sin más, bajo unas bocinas que retruenan veloces riffs y bombos machacantes, pero no es hasta que se vive para empujarse una cucharada de aaah mira nomás.

Si algo tiene el Slam de esta noche en particular es que se lleva a cabo gracias a la presencia de los Dirty Rotten Imbeciles. Un doctorado musical si de estridencia se trata por el simple hecho de ser pioneros en esta escena.

Greñas volando en círculos, estoperoles embistiendo unos a otros, playeras con letras ilegibles que recuerdan que el Thrash está más vivo que nunca, sobretodo cuando se trata de un sitio repleto de headbangers que no han escuchado un disco nuevo de los D.R.I. en quince años y al menos dos generaciones de fanáticos pateándose en el mosh pit.

Entonces el epítome. Entre el público hay pequeños trofeos personales convertidos en hilillos de sangre bajo las fosas nasales, melenas completamente húmedas de sudores propios y ajenos, pedazos de mezclilla regados, suelas de tenis por ahí, brazos enrojecidos como buen preludio a los moretones que han de venir, dentaduras apenas completas. Un hermosísimo desenchufe de la realidad. Catarsis pura.

Pero con todo y que suena a violencia absoluta el Slam también tiene códigos irrompibles, como levantar al caído y pegarle un buen empellón antes de seguir corriendo en círculos, en poner los brazos firmes cuando un fulano viene volando de quién sabe dónde y pasarlo, en no dejar que nadie quede en el piso, en abrazar al de a lado por el simple hecho de portar ese escudo que lo hace igual, al igual que beber de su cerveza antes de aventarla para volver al remolino de rostros poseídos y lanzar un alarido porque esta noche también tocaron Beneath The Wheel.

Qué chiste, ya sé. Qué asco, ya sé… ¡y qué chingonería!

No hay comentarios:

Publicar un comentario