lunes, 19 de julio de 2010

Un Acto De Fe

¿A dónde vamos después de pedalear 3 mil 500 kilómetros sin más compañía que uno mismo?, ¿de qué estamos huyendo, o qué vamos a buscar en los siguientes 5 mil?

Por razones que me da hueva detallar, resulta que tenemos a un alemán de visita en casa. La explicación se reduce a que Pascal Zimmer llegó este lunes al cantón tras unos cliqueos en una red social y tras otros cliqueos más acomodó su bicicleta en lo que en teoría serían dos noches.

Recibirlo en casa pues, es un acto de fe. Un acto de fe en el que un completo desconocido duerme con nosotros, come, caga y calla en nuestro cuarto de visitas sin contar que se queda solo cuando tenemos que salir a trabajar.

Uno de los códigos no escritos de la red social implica no intimar mucho con los inquilinos o viceversa, cuando uno está surfeando en el sofá de otro desconocido que tenga la suficiente buena onda para dejar gorrearse techo momentáneo.

Respetando a medias el código, sabemos que nuestro inquilino es geógrafo, que le está pegando a la cleta desde San Francisco, que quiere pedalear al menos a Colombia con chance de llegar hasta Brasil, que trae un libro de Herman Hesse, que no tiene vieja, que se puede quedar callado largo rato –a huevo, un tipo que viaja así es muy probable que no le guste hablar-… y que en cinco meses de viaje es la primera vez que dice que se siente en un hogar.

Claro que después de agradecer nuestra hospitalidad, no dejamos de pensar que se trata de aquel viejo cliché rockero de ustedes son el mejor público de esta gira, pero también nos la creemos después de tenerlo por casi ya una semana y quién sabe cuánto más.

¿A dónde va Pascal Zimmer?, ¿de qué está huyendo o qué va a buscar en el camino?

Me encanta saber que nunca sabré la respuesta.

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