lunes, 5 de julio de 2010

Sueños Desfasados y el Pecho Frío



Cuatro días después mi sueño sigue desfasado y me pregunto cuán frío mi pecho.
Todo comenzó este miércoles, cuando recibí la orden de montar guardia en el penal de máxima seguridad del Altiplano, en Almoloya de Juárez para esperar la intempestiva salida del líder atenquense Ignacio Del Valle.
De lo que se trataba era de obtener las primeras declaraciones del líder del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra que a principios de década tiró un decreto presidencial para la construcción del aeropuerto alterno de la Ciudad de México en San Salvador Atenco y llevó la causa de los pobres a los chingadazos, como siempre.
Del Valle purgaba una cadena perpetua disfrazada de sentencia luego de encontrarlo culpable por el desmadre que dio la vuelta al mundo el 3 de Mayo de 2006 por la supuesta brutalidad policial traducida en un puñado de muertos y unas doñas que dijeron que las violaron.
Que conste que describo el escenario para evitar el ¿y a todo esto, quién es ese güey?
Tras uno de esos increíbles y usuales procesos penales de los que se hacen en este país, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ordenó su liberación inmediata mientras me acababa una baguette viendo el resumen del Mundial y hacía la mueca que se convirtió en la llegada al penal por la tarde.
Minutos después de observar el enrejado de prisión comenzó el show mediático: reporteros, fotógrafos y camarógrafos llegamos a la cobertura para decir mentiras porque el gobierno del Espurio nos paga y el novio de la Gaviota que también es gobernador nos da el bono por malinformar al pueblo.
Empapados luego de horas de aguardar estoicos la salida de Del Valle y de entrevistar a su esposa, no quedaba de otra más que hacer plática con los intérpretes del hit parade zapatista a pesar que nos rompieran los tímpanos con sus altavoces durante gran parte de la madrugada. Esloquehay mano, ¡pero chale!
La muchedumbre y la mediática necesidad de estar en primera fila hicieron que coincidiera con Leonor, una narizona famélica que pedía consejos para tomar una fotografía del líder rebelde que hiciera que valiera la pena el viaje desde Pantitlán en cuanto se enteró de la noticia del día.
Mi histórica costumbre de regar el tepache se presentó cuando en un destello de ingenuidad le comenté a Leonor que yo habría de estar tomando una cerveza con mis amigos para discutir la jornada mundialista en vez de estarme mojando en espera de un cabrón que además ni ubicaba físicamente. Y sí, muchas horas después del cagadón que me puso la narizona por no tener conciencia social y de la poca importancia que le daba a un hecho histórico en la época contemporánea de este país, seguíamos parados bajo ventisca y llovizna mientras amanecía en Almoloya.
Cerca de cumplir 24 horas parados ahí como pendejos, el ñero Korin y yo nos olvidamos de la intención de comernos la cobertura completa y nos rendimos. Al final se hizo la cobertura, el crédito de la edición impresa se lo llevaron nuestros compañeros y lo único que obtuvimos de todo esto fue mal pasar la noche esperando al fulano cuyas primeras palabras en libertad fueron ¡esto apenas comienza! no mano, ¡que no mame!
Quién sabe cómo le habrá ido a la narizona, si efectivamente no fue a trabajar el jueves por celebrar a Nacho, a Nachito, el mártir mexiquense de los desposeídos. Quién sabe si consiguió su foto, si gritó tan fuerte presos políticos ¡libertad! al marcharse igual que como cuando llegó al penal, si al final fue a la barbacoa en San Salvador Atenco, si no se enfermó por la empapada que se puso esperando más estoicamente que cualquier reportero.
Todavía en este momento que es madrugada de lunes me pregunto cuál fue la impresión de Leonor al ver por primera vez a Ignacio Del Valle, la figura que la hizo integrarse al FPDT sin siquiera haberlo visto, y que conste que no es tan sexy como el Sub Marcos pero sí igual de valeroso, de esos que hacen falta en nuestro país.
Lo que pasa es que uno es tan pecho frío que prefiere ver el Mundial y empedarse con los cuates.

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