lunes, 15 de marzo de 2010

El Último Whisky

De no ser por el último uisqui que bebí en el cumpleaños del sensei-fotógrafo Arturo Rosales y que preferí tomar Paseo Tollocan que Avenida Las Torres, la noche del domingo no tendría este feeling tan particular.
Y es que una vez más me topé con un accidente que se combinó con que traía una camarita en la guantera.
¿Quién iba a decir que iba a ver los últimos momentos de vida de una joven que salió a festejar su cumpleaños?
Una chavita con 21 recién cumplidos que no conocí, pero cuya situación me recuerda que una cuba más al volante hace toda la diferencia.
Qué bueno que ese huiscol con el ñero Arturo fue el último, y no porque me cruzara con el evento que me dio fotos para el trabajo, sino porque otro vaso de chupe y un volante pudieron haber sido toda la diferencia también para mí.
Sin ser cruel, qué bueno que me enteré que el 95 por ciento del cuerpo quemado la mando a descansar en paz.

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