lunes, 28 de junio de 2010

Los Cuatro Grandes


Teatros, anfiteatros, estacionamientos, estadios de todos los tamaños, autódromos, casas de cultura, ágoras, sótanos, restaurantes, hoyos fonquis, multiforos chicos medianos y grandes, librerías, parques, conventos, patios y hasta verificentros han sido algunos de los lugares a los que he ido a escuchar música en vivo, y honestamente nunca creí hacerlo en un cine, mucho menos sin la presencia física de las bandas involucradas.

En un episodio histórico de la música mundial, cuatro de los grupos más reconocidos de la escena metalera contemporánea tocaron juntos por vez primera en tres décadas de existencia de ese hermoso ruido en un festival llevado a cabo en Bulgaria y transmitido a 22 países vía satélite, aunque en algunos como México de manera diferida y editada. Esloquehay.

Como quiera que sea resulta un hecho insólito por las diferencias ideológicas y personales de todos sus integrantes. Metallica, Slayer, Megadeth y Anthrax por un solo boleto.

El hecho se volvió anecdótico por aceptar el pago de 85 pesos por un concierto transmitido en la sala de un cine para ver a estas cuatro bandas que por separado escuché en vivo en 1993, 1997, 1999, 2006, 2009 y 2010 (tres Metallica, dos Megadeth, una Slayer y una Anthrax).

¿Dónde quedó el tráfico para llegar al toquín, dónde quedó el vía crucis para encontrar estacionamiento, dónde el regateo con el revendedor, las filas interminables, las playeras con diseños horrendos, la angustia para encontrar la puerta correspondiente, el chelero más cercano, el nervio pre-concierto, el chichis-pa-la-banda, las banderas en el alambrado, la euforia previa al encendido del escenario?

¡Esto no es un concierto!

No obstante, mi amigo Baloo hizo que una simple proyección fuera un auténtico concierto. Después de comprar refrescos jumbo y palomitas escuchamos Antisocial de Anthrax ya sentados en nuestras butacas mientras él sacaba de su saco un pomo de Bacardí para las cubotas.

Alejandro, el heredero de diez años del Señor Baloo fue probablemente la persona más joven en asistir a la proyección que alcanzó apenas media sala, así que su incipiente experiencia en conciertos y su amor incondicional de hijo hizo que lo disfrutara tanto como los grandes.

Para cuando terminaron los 25 minutos de Anthrax el oso del Libro de la Selva y su charro negro descubrimos que Cinépolis ya vende cerveza a 25 pesos. ¡A huevo!

A lo largo de la actuación de Megadeth lo disfrutamos en grande mientras quedamos sorprendidos con la ejecución de Hook In Mouth y nuestra favorita In My Darkest Hour, ya que el resto de sus 50 minutos fue parte de su repertorio habitual de gira.

Enchelados los que tenemos edad más no el juicio, el pequeño Alejandro le hizo los honores al chocolate en tanto el resto de nuestros acompañantes disfrutaban discretamente del evento (Ricardo y su mujer con pleitos maritales y la ex de Baloo en silencio) mientras empezaba Slayer.

Ahí viene el Dios de la batería. Mejor no lo pudo decir el primer inscrito en la próxima generación metalera al tiempo que su señor padre le enseñaba a eslamear desde su asiento.

Slayer no tocó nada fuera del script durante los 50 minutos de la transmisión que, vale resaltar, no desmereció a la esencia metalera con el alto volumen en la sala Dolby Digital Cuadraphonic 1-2-3-4-5 Super Esterio Surraund and Best Quality Jai Fidelity. Y cuando Slayer toca clásicos, suenan a clásicos.

¿Y Metallica? Pues pan con lo mismo, a duras penas nos emocionó Hit The Lights, el resto lo de siempre. Claro que la diferencia entre duración, intensidad de sonido, escenografía y posición tenían que estar del lado de la banda que en algún momento olvidó que el metal es más actitud que pantallotas y fueguitos pirotécnicos para salir a posar bien guapos para la foto. No nos gustó pues.

Aunque el momento cumbre de la noche fue que miembros de las cuatro bandas tocaran Am I Evil de Diamond Head simultáneamente, me quedo con los instantes en que Baloo le enseñó a su hijo cómo mentar madres en un concierto, a aventar vasos de plástico cuando se presentan fallas técnicas en la proyección, a que en el metal se fuman cigarrillos para disfrutar tus canciones, se queman los sillones por más que uno esté en una sala de cine y se deja un mugrero a la salida porque alguien más recogerá tu basura cuando te vayas.

-Estuvo bien chido el concierto pa´

¡Un capo el pinche Baloo!

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